Alexander Jimenez. M.A
Hace unos 10 meses asumí la dirección del Liceo Profesor Gabriel
Franco, del cual fui maestro de sociales por 6 años. Y reitero que asumí ese
cargo por inconvenientes para que el profesor Juan Pablo continuara en esa
función, pues nunca tuve interés en esta posición porque tenía la
referencia de directores anteriores de lo difícil que era dirigir esta
institución. La presión de las autoridades de educación, la presión de los
padres, de los estudiantes y de personas oportunistas y ajenas a la
institución, es en verdad estresante y difícil de manejar.
Pero una vez en la gerencia, he puesto todo mi empeño y
responsabilidad para que el liceo funcione lo mejor posible. Interesado en que
las cosas marcharan bien, tuve la oposición de compañeros en el liceo y sobre
todo a nivel del distrito educativo por sanciones aplicadas ante actos de
indisciplina. Y digo que tuve aposición porque esas sanciones eran
ejemplificadoras y sin precedentes en el liceo. Nunca antes los estudiantes de
este liceo se habían sentido tan vigilados y habían manifestado tanta
inconformidad por el control disciplinario como en este año.
Es cierto que nunca antes había ocurrido un hecho de la naturaleza
de lo sucedido este viernes 17, en la que algunos jóvenes hicieron explotar un
artefacto a base de aluminio y amoniaco, poniendo en peligro la integridad
física y psicológica de los docentes y estudiantes.
Aunque a lo externo no se han evidenciado medidas correctivas, lo
cierto es que nos abocamos a investigar profundamente el incidente. Sabemos que
el artefacto explosivo utilizado por ellos no ocasionó ningún daño físico, pero
en el proceso de investigación nos encontramos con todo un grupo de estudiantes
cuyas evidencias los acusan de participar en un acto criminal y terrorista
previamente planificado, inclusive con tendencias extorsionistas.
Mi mayor preocupación ha sido y será siempre la seguridad de cada
una de las personas que hacemos vida en el liceo, y el atentado contra esa
seguridad es y será siempre INACEPTABLE. Sepan todos que tomaremos las
medidas de lugar, pero no de forma apresurada ni emotiva, sino calculada y
planificada, tomando en cuenta todos los aspectos institucionales y
legales.
Pido la comprensión y el apoyo de toda la comunidad educativa,
pero sobre todo que no se dejen influenciar por palabras hirientes y venenosas
de algunos que, queriendo pescar en río revuelto, hacen comentarios nocivos y
alejados de la realidad sobre mi gestión y la de los docentes de esta
institución.
La próxima semana evidenciaremos que nuestro proceso de
investigación fue necesario, pero sobre todo que la impunidad ante el
terrorismo y la extorsión no son compatibles con mi gestión.