Escrito por Tony Ramirez sabanaiglesia.net
Pero eso no es todo, en Baitoa fuì vìctima de la agradable hospitalidad y franquesa de sus habitantes en mas de una ocasiòn; incluso conocì una Baitoera que en aquel entonses fue dueña absoluta de mi corazòn. Que magico y sublime fue todo aquello. Para no salirme del tema prometo narrar la historia completa mas adelante.
Ahora mi vista se posa sobre el vetusto y destartalado antiguo puente, oxidado por las caricias infernales del tiempo y testigo mudo de las peripecias de todos los que alguna vez lo cruzamos, bajo un torrido aguacero o bajo la inclemencia del calor de verano. O dicho de una manera mas sincera, huyendole a una baitoera embriagada por los celos.
Este puente es un buen paradigma para comparar la fortaleza de su estructura, con las luchas y anhelos de todos los Baitoeros que no desmayaron nunca, hasta ver su conclusiòn y el gobierno de turno que les hizo caso.
Estoy seguro que sobre las vigas y barandillas de este puente se van a escribir muchas historias, mucho mejores como la que escribo ahora. El se presta fácilmente a eso. Sabe muy bien sobre el talante y lo aguerrido que son los pueblos que une una vez mas.
El recuerdo se apodera nuevamente de mis sentidos; ya estoy justamente a dos pies de la entrada a Baitoa… De pronto creo verla a ella; el cielo se oscurese y empieza a llover…Dos lagrimas negras ruedan por mis mejillas… Como me hubiera gustado darle marcha atras al reloj del tiempo, y esperarla en el mismo medio del puente, fundirnos en un efusivo abrazo, hacer de nuestros corazones un solo corazòn, y simbòlicamente hacer de nuestros pueblos un solo pueblo….
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